PORQUE
TE LA DEBO
A Silvio Rodriguez le pregutaron una vez: "Juzgarías al jove que fuiste?" Y el respondió "Si, pero no lo juzgaría socialmente (sino) quizás en su aprendizaje interior..
Porque conozco a ese joven perfectamente. No me he olvidado de él. Y no solo no me olvidado de él sino que trato de estar a su altura."
Esta mañana ha venido como de improviso. En medio de un insomnio maldito de 3 de la mañana .. la niña.
Tuve que abrir los ojos y mirar al cielo raso desde una cama que ya no quería sostenerme.
Porque conozco a ese joven perfectamente. No me he olvidado de él. Y no solo no me olvidado de él sino que trato de estar a su altura."
Esta mañana ha venido como de improviso. En medio de un insomnio maldito de 3 de la mañana .. la niña.
Tuve que abrir los ojos y mirar al cielo raso desde una cama que ya no quería sostenerme.
Me
acordé de una conversación que tuve hace poco sobre las máscaras
sociales y de cómo Gibran Khalil Gibran me sacudió con su libro “El
Loco”, donde explora ese sentimiento con su típica poesía..
tremenda.
Y
así nomas el recuerdo me insomnió; me agarró con fuerza desde el
pecho y me llevó hasta la jovencita que fuí, que leyó a Gibran y
que se embriagó de libros y canciones con promesas de un camino
mesiánico, sin máscaras, hacia la luz y el arte.
Tanta
inocencia.. me golpeó el corazón.. me sacó lágrimas..
Qué pureza! Miré atrás y la ví allí: medio encerrada en la ciudad, medio sola; única - como cada joven - sin saberlo y sin pretensiones. No había certeza de nada pero no importaba; esa chiquilla jamás paró de soñar, de escribir, de dibujar, de buscar su propósito; de tratar incansablemente de atraer su propio paraíso en la tierra.
Qué pureza! Miré atrás y la ví allí: medio encerrada en la ciudad, medio sola; única - como cada joven - sin saberlo y sin pretensiones. No había certeza de nada pero no importaba; esa chiquilla jamás paró de soñar, de escribir, de dibujar, de buscar su propósito; de tratar incansablemente de atraer su propio paraíso en la tierra.
Aquella
chiquilla estaba embriagada, sin ninguna duda, con el calidoscopio de
la literatura, la música, las imágenes.. Y con ese vino caminó su
mente.. Y su realidad.
Y
hoy, que pretendo estar sobria.. me pregunto si la salvé? Si le
fallé? Si, como a la viajera en mi, la dejé esperando en la ruta?
Hoy,
que lucho conmigo misma entre las responsabilidades que me colman la
mente gracias a esta porquería de civilización.. me pongo a oír la
música que rodeaba su mundo y me pregunto: “Será que estoy a tu
altura?” “Será que logré acercarme a nuestro sueño?
O me perdí en el camino?”
O me perdí en el camino?”
Hoy
me saco el sombrero ante aquella joven que con sabiduría se sembró
en el arte y nunca se movió de ahí.
Y..
en la era de lo “conveniente”, voy a hacer una canción. Una que
te rinda honor y que te agradezca.
Una sonata (y mil) que viaje como un río entre el pasado, el presente y todos los tiempos; que una a todas las niñas que fui y las que pude haber sido. Y que nos acompañe y proteja a todas con su corriente mientras seguimos rozando el agua con nuestros pies, creando imágenes nuevas, susurrando versos frescos de esperanza para un mundo que se nos cae en el desamor; siendo una con la Madre Verde y con todos sus árboles.
Una sonata (y mil) que viaje como un río entre el pasado, el presente y todos los tiempos; que una a todas las niñas que fui y las que pude haber sido. Y que nos acompañe y proteja a todas con su corriente mientras seguimos rozando el agua con nuestros pies, creando imágenes nuevas, susurrando versos frescos de esperanza para un mundo que se nos cae en el desamor; siendo una con la Madre Verde y con todos sus árboles.
(Y de alguna manera a todas aquellas que están solas y que no saben qué vendrá, pero que com tú, se siembran igual)
Tu
honesto amor me vibra aquí. Aquí “en el esternón”, como
solíamos decir.
Y en ese amor, te agradezco.
Y en ese amor, te agradezco.
Mantén
el corazón cerca del río, mi niña; mantenlo cerca del mío.
Así seguiré aprendiendo cómo estar a tu altura.
Porque
te la debo.
A.
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