Thursday 26 January 2017

Latinoamérica, Chile y el arte que no olvida


Yo salí de un vientre latinoamericano, criado entre represión patriarcal y ecos de liberación existencial y política que, poco a poco, se levantaban en el mundo occidentalizado de los sesentas y setentas.
Pero también entre la música que, como siempre, lo cuenta todo.

Uno de los LPs de mi infancia
De ahí que mis oídos de niña se familiarizaran con canciones de los Beatles, pero también con la Nueva Canción Chilena.

Y, hay una noche de música que recuerdo mucho: mi madre nos llevó a mi y a mis hermanos a ver a Isabel y Ángel Parra cantar en un parque. Fue raro para mi porque no era un típico concierto; no había mucha gente, el escenario era bajo y sencillo y había gente sentada en el suelo.
No recuerdo más detalles, pero lo que sí recuerdo es el poder de una canción, su última canción: “La Llama Encendida”. Nos pidieron al público cantar con ellos el coro:

“Aunque pasen días,
aunque pasen años,
la llama encendida
no se apagará”.

La gente cantaba sosteniendo velas y encendedores en sus manos; había una fuerte energía de tristeza y poder al mismo tiempo. Hoy sé que en aquellos días la dictadura más feroz de Sudamérica golpeaba su país.
Sea por la vibra del momento (histórico y físico), o de los artistas, o ambas, ese canto se me quedó tatuado en la memoria. Nunca lo olvidé.

Me mudé a la vieja Europa (en mi “exilio acordado-pero-en-desacuerdo” como le llamo) hace unos años y al inicio me mantuve entretenida decodificando la fiera individualidad de la sociedad inglesa (fiera, te digo!) y revisando qué mismo significa esto de “adaptarse”...
Pero a medida que el arte me va regresando amable-mente a lo que soy, es como si mis párpados se abrieran encima de mis párpados... Una fuerte parte del cuadro enfrente de mi, al que creí estar contemplando, se revela... y me devuelve el aliento.

En un click en la red cibernética se fueron abriendo universos de poesía, trompetas, guitarras, coros, ritmos; de gente joven derramando - y reclamando! - energía y belleza, pero también la memoria profunda de lo que no puede ni debe ser olvidado.

"Vengo" de Ana Tijoux
Agrupaciones y solistas de Chile, se levantan masivamente a cantar sobre la injusticia y el amor; la solidaridad y la discriminación; lo social y lo espiritual; la soberanía de la ciudadanía global y de la latinoamericana; la sabiduría y derechos de los pueblos originarios; la apertura de fronteras físicas, mentales y emocionales; la alegría que nutre la fuerza. Y lo hacen con vigor! Sosteniendo la esperanza en medio de la frustración; contándonos que sí que se puede, pero hay que “creérsela”; hay que gritarla y bailarla; hay que sembrarla, poetizarla y protestarla! Muy fuerte y con ganas. “Con perdón, pero sin olvido”.. Y con la Ñuke Mapu por delante.

Cuando creí que Calle 13 eran los únicos contemporáneos de compromiso que me movían, conocí a Ana Tijoux (ex - Makiza), parafraseando a Eduardo Galeano y declarando anti-imperialismo; Camila Moreno, denunciando la corrupción y a sí misma; Newen Afrobeat, honrando ferozmente a Kuti y compartiendo a Mujica; Mákina Kandela, quemándolo todo con cadencia y con el recuerdo de Jara; LaSmala, trovando la importancia del viaje global y la multiculturalidad; Abya Yala, llamando a identificar a los “politrancas” y al espíritu. Y así..

Ahora, ¿de dónde sale tanta gente libre y loca?¿Atrevidxs hijas e hijos de Violeta y Víctor llamándonos a despertar del letargo capitalista y volver a creer?

En mi pecho, sólo una respuesta palpita: la “llama encendida” nunca se apagó.
Sigue aquí. La posta se pasó.
Viene desde los sesentas, sostenida noblemente por varios en los ochentas y noventas; y llega a estos tiempos, en gran medida de la mano de Manu Chau – el querido hijo adoptivo de América Latina – quien ha sido valioso pasando la antorcha y el atado de hierbas.

Esto que escucho hoy, en los dos mil - cuando tanta gente se ha quejado de que no hay música de contenido - a mi me llega como un balde de agua bendita. Bendita ducha!
Sé que hay más voces en toda nuestra América, pero la prolificidad musical del pueblo chileno me inspira y conmueve; y hoy no son sólo los nacidos en esa tierra Mapuche, sino viajeros del mundo que encuentran en Chile una cuna para mecer su creatividad.
"Newen Afrobeat"

Como dijo Artaud: el verdadero arte es un chivo expiatorio de los malestares de su época.
Así que no es casualidad que la creatividad se manifieste de tal manera después de 15 años de mierda militar, dolor y exilios.

Así que quiéranlo o no los representantes del fascismo rapaz, lo que se siembra con corazón, tarde o temprano, germina.

Para el resto del camino, me pregunto yo:¿y ahora?¿Cuál tonada seguiremos? ¿La seguimos?
Porque ni por un segundo pienses que esto se trata sólo de canciones...

Habrá que escuchar, digo yo. Y escuchar bien. Profundo. Completo.

Habrá que bailarlo, educarlo, gritarlo, protestarlo, escribirlo, denunciarlo, comunizarlo, sembrarlo... desalambrarlo!

Habrá que pasar la llama.

A.