Emitido por el Comité Polaco por el Cambio Radical en la Cultura
en respuesta a las estrategias para una cultura marketizada
Prólogo
La cultura es uno de los campos más importantes en la lucha por una sociedad más democrática, igualitaria i libre. Si los cambios actualmente propuestos en este campo por las autoriadades polacas no son sujetos a un debate, consulta i criticismo social más amplio, traerán resultados catastróficos, tanto para los productores de cultura como para la sociedad como entero.
La cultura debe ser percibida como un bien público, no como un privilegio de un grupo selecto de ciudadanos.
Los peligros inherentes en las propuestas gubernamentales para las reformas en el campo cultural, ya han sido discutidos por artistas, teoristas i activistas culturales i sociales. Todos están de acuerdo en que es un campo de producción mui específico i que sería estropeado por una estrategia de organización orientada por leyes de mercado.
Para las autoridades polacas la cultura se presenta simplemente como otra esfera de la vida, lista para ser colonizada por un capitalismo neoliberal. Han intentado persuadirnos de que el 'mercado libre', la productividad i las actividades basadas en un sueldo son las únicas leyes posibles, racionales i universales para el desarrollo social.
Eso es mentira. Para nosotros -los productores culturales- la cultura es un espacio de innovación i experimentación, el medio para una viva auto-realización. I esto está siendo amenazado. Nuestras vidas, emociones, vulnerabilidad, dudas, propósitos e ideas se volverían un comodín; en otras palabras, un mero producto para alimentar el desarrollo de nuevas formas de explotación capitalista. No es la cultura la que necesita “práctica comercial”, es el mercado el que necesita revolución cultural.
La revolución no debe ser entendida como un 'golpe de estado' de ocasión, sino como un constante disentimiento, vigilante i compasivo; la voluntad de verificar, criticar i protestar contra cualquier forma de colonización en el campo cultural para fines privados de burócratas i mercaderes.
Por lo tanto decimos: “preferimos no tener que”. Nuestra resistencia es una expresión
de nuestra protesta más general contra la 'comodificación' de las relaciones sociales, su carácter falso i la injusticia social en general. Por lo tanto expresamos nuestra solidaridad existencial i política con la gente que se opone a la 'marketización' de todas las esferas de la vida social i personal.
La cultura juega un rol importante como espacio para la experimentación i reflexión, porque crea confianza i lazos mutuos entre los pueblos. Las interacciones culturales basadas en la actividad espontánea de individuos i grupos juegan un papel crucial en el desarrollo de la sociedad, incluyendo su área económica.
Reconocer la importancia de esto es un paso necesario para crear un espacio de auto-realización i debate democrático.
No seremos sobornados con privilegios, como el reciente anunciado “1% del PNB para la cultura”. No seremos distraídos de nuestra visión de un mundo social, en el cual los productores de símbolos culturales sean capaces de llevar a cabo sus actividades en una comunidad heterogénea i autog0bernada, hecha de individuos libres, iguales i diversos que respeten la solidaridad. Estas son las condiciones necesarias para que la cultura cese de ser un privilegio i se le permita ser un verdadero derecho de cada uno para moldear su vida libremente. Eso es lo que queremos i es eso hacia lo que apuntamos.
Contra qué estamos?
Contra burócratas i economistas gobernando el campo de la cultura
Los economistas tienden a malinterpretar el carácter distintivo de la cultura como un receptáculo de la vida social común en la diversidad de los pueblos i sus actividades.
Ellos usan las mismas herramientas teóricas para hablar de cultura que las que usarían para hablar sobre cultivar papas o fabricar aspiradoras. La cultura no está sujeta a los simples cálculos para inversiones e intereses económicos.
Una serie de herramientas descriptivas mucho más apropiadas podrían ser conceptos como potlatch, carnaval, exceso, transgresión o generosidad. Términos aparentemente desconocidos para economistas, quienes no sólo no los entienden sino que tienden a, seriamente, malinterpetar su poder.
En este preciso momento, los mismos especialistas financieros en fondos de inversion libre, quienes han probado su incompetencia en la actual crisis financiera, su falta de visión, arrogancia, interés personal i codicia, están empezado a “reformar” i “reestructurar” otra esfera: la cultura.
Contra la comercialización de la cultura
La aplicación de leyes de oferta i demanda, combinadas con la introducción de conceptos tales como “valor de mercado” dentro de la esfera de la cultura, tendrán, ciertamente, un impacto negativo en la cualidad de ésta.
En nuestra opinión, el slogan de Jenny Holzer “Protégeme de lo que deseo” indudablemente constituye un mejor principio para la cultura que los valores de “mercado libre”.
Para el desarrollo de la democracia, la igualdad i el acceso abierto a la cultura es crucial. Provee a la sociedad de herramientas para transformarse a sí misma i alienta participación en la política también.
El “mercado libre” restringe estas formas de participación a únicamente aquellos privilegiados económicamente.
No cederemos nuestro poder como colectivo para tomar decisiones sobre la cultura al sector financiero. No dejaremos que el dinero sea la condición última para el desarrollo cultural i social.
Contra la instrumentalización de la cultura
Los esfuerzos de nuestros líderes en utilizar la cultura como instrumento para la realización de objetivos de corto plazo i corta visión, como la promoción de una ciudad o región, campañas electorales, manejo de la identidad nacional i similares, siempre conduce al empobrecimiento cultural.
Por lo tanto, queremos que la cultura sea libre de deberes i requerimientos de políticos profesionales, ya sea en la forma de tópicos sociales impuestos que aseguren fondos para contextos políticos designados o en la promoción de ideologías oficiales.
No significa, sin embargo, que apoyamos una cultura políticamente indiferente, encerrada en su mundo consagrado i proyectando a la sociedad sólo su reflejo i sus propios intereses. Creemos que una oposición entre “arte puro” i “arte comprometido” es falsa; esto ya ha sido demostrado a través de la historia de vanguardia, modernismo, post-modernismo crítico i varias teorías aestéticas críticas.
El arte es más efectivo i su influencia en la sociedad mucho más fuerte, no cuando es encerrado en una jaula ideológica, sino cuando puede beneficiarse libremente de su autonomía.
Por lo tanto estamos de acuerdo con Guy Debord: “El asunto no es poner la poesía al servicio de la revolución, sino poner la revolución al servicio de la poesía”
Contra la eliminación o disminución del sector público para la cultura
La cultura es un bien público por excelencia. Todas las instituciones públicas deben, por lo tanto, garantizar acceso público a la cultura i a la posibilidad de producirla.
Una de las condiciones indispensables para la autonomía de la cultura i elemento necesario de una apropiada educación cultural, es el funcionamiento eficiente de las instituciones públicas – las cuales deben actuar de acuerdo a su misión pública i no para el beneficio personal de políticos o autoridades municipales.
Lo que proponemos
La eliminación del modelo burocrático centralizado para gobernar la cultura i la apertura de consejos sociales para el arte i la cultura en su lugar.
Los consejos (regionales o nacionales) tomarían las decisiones concernientes a todas las instituciones culturales, incluyendo las academias de arte. Tanto productores de la cultura como su público, participarían en estos consejos i serían escojidos de acuerdo a los principios de la democracia participatoria, incluyendo procedimientos participatorios para un financiamiento participatorio.
La constitución de los consejos, sin embargo, tendría un carácter mixto (politeo-democrático o meritocrático-democrático) de modo que los productores de arte tendrían más poder que aquel implicado por el número que sean.
Los consejos transformarían la cultura en un genuino bien público, de manera que cesaría de ser 'propiedad' del estado; no sería sólo un juguete en manos de burócratas i políticos que lo usen para sus propios propósitos de auto-promoción, propaganda política, campaña electoral, etc. Las oficinas nacionales o regionales sólo tendrían funciones ejecutivas, consultivas i administrativas – los consejos llegarían a ser lugares de poder democrático basados en principios meritocráticos, no en las necesidades de grupos políticos particulares o mercados. Los consejos ganarían verdaderas prerrogativas i calificaciones por la toma de decisiones, así como control sobre el trabajo de los funcionarios, lo que los diferenciaría de cuerpos existentes para la evaluación i asesoramiento, los que generalmente sirven como fichas para el control burocrático en el trabajo.
Un estatus legal igualitario para varias formas de propiedad intelectual
La cultura está malfuncionando en un régimen de propiedad intelectual cerrada, un régimen de 'copyright', marcas i patentes, sólo para mencionar las formas más comunes de organización legal exclusiva. Ideas, inventos i conceptos deben circular libres -de ser usados, modificados e inter-conectados- para crear nuevos valores culturales que no estén sometidos al mercado i a la acumulación de lucro privado. Algunas corrientes de cultura contemporánea, como películas i música, han sobrepasado ya este marco legal de los 'derechos de propiedad intelectual' i constantemente cruzan la frontera de lo que sería considerado “legal” (ej.: metraje, mash-up, demos, mezclado i otras nuevas técnicas del medio) Por lo tanto, promoveremos i aplicaremos formas alternativas i democráticas para la protección i redistribución de los derechos de autor usando estrategias de 'licencias abiertas'.
Mientras tanto, demandamos que la introducción i extensión de las actuales formas de producción i distribución sean hechas de manera apropiada a la nueva producción cultural de intercambio, distribución i circulación horizontal. Estamos contra restringir la distribución de la cultura a únicamente la acumulación de un capital.
Bienestar social de (no sólo) los productores del arte
Una vasta mayoría de productores de arte (artistas i organizadores de eventos) vive actualmente en condiciones precarias: sin seguro social o cualquier esperanza de pensiones para su jubilación. Esta condición de precaridad no necesariamente significa que los artistas viven en pobreza, pero los forza a un estado de permanente inestabilidad e inseguridad sobre su futuro. Aquellos campos donde los productores de arte no se benefician de empleo a tiempo completo, como arte visual i literatura i donde la única manera de que uno se provea de un seguro de salud o jubilación (comprándolo) significa estar forzado a un mercado i forzado a adaptarse a sus condiciones.
Los productores de arte que por varias razones no participan en este intercambio del 'mercado libre', son condenados a vivir en un estado de permanente riesgo.
El mercado en sí no puede proveer la distribución de recursos que alivien esa precaridad. El mercado nos hace vivir en un mundo donde todos trabajan i sólo unos pocos se benefician, mientras que un desarrollo efectivo del proceso de producción simbólica requiere la participación de todos los miembros de la red social, ya sea que haya un pago o no. Sin todo el colectivo de productores culturales i su público (ej. el arte 'milieu' i la escena) ningún 'genio' aparecerá – ya sea en pintura o en videos críticos artísticos o instalaciones o performances o en escultura o prácticas involucradas con lo social.
La única solución razonable sería proponer un salario garantizado incondicionalmente para todos los productores de cultura, el cual no sería una forma de caridad social sino un reconocimiento a su rol de crear todos los recursos creativos i culturales en la sociedad. En una perspectiva a largo plazo, esto conduciría a la regulación de una garantía legal para un sueldo común, basado en la redistribución de los salarios desde el más alto al más bajo nivel, para todos los miembros de la sociedad.
Educación básica sobre cultura contemporánea
Demandamos la introducción de un nuevo tópico: cultura contemporánea, para la educación básica en escuelas, comenzando desde el jardín de infantes. Estas clases proveerían conocimiento acerca de los principales asuntos de los últimos 20 años , con un énfasis especial en la producción actual del arte. Las lecciones deberían poseer carácter interdisciplinario, desarrollando conocimiento i experiencia tanto en teoría (elementos de historia de la filosofía, historia del arte, teoría del arte i criticismo) i práctica (visitas a conciertos, exhibiciones, obras de teatro, participación en debates) Como queda entendido, esta educación no significaría clases privadas de conocimiento cultural, sino un trabajo para crear formas críticas, autodeterminadas i bien informadas para la recepción i participacion en la cultura.
Un conocimiento i experiencia como éste, debe servir para facilitar la creación de modelos no-jerárquicos i no violentos donde podamos compartir la opinión i experiencia de cada uno.
LLegaría, por lo tanto, a ser una clase preparatoria para la reflección crítica i la participación en una viviente democracia directa.
Firmado por los miembros del comité (polaco) para un cambio radical en la cultura:
Roman Dziadkiewicz, Grzegorz Jankowicz, Zbigniew Libera, Ewa Majewska, Lidia Makowska, Natalia Romik, Janek Simon, Jan Sowa, Kuba Szreder, Bogna Świątkowska, Joanna Warsza.
Publicado el 15 de October de 2009 bajo licencia de 'Creative Commons Attribution' : http://www.indeks73.pl/en_,aktualnosci,_,79,_,737.php